martes, 18 de junio de 2019

¡LA ALEGRÍA DE LOS ROCIEROS LLENA LOS RINCONES DE ISLA CRISTINA!

La Hermandad del Rocío, comenzó a caminar hacia la Aldea de El Rocío el día 3 de junio con la Misa de Romeros a las puertas de la Casa Hermandad y oficiada por el Director Espiritual de la misma, D. Juan Luís Vázquez.

Después del recorrido por las calles del pueblo, haciendo una oración y ofrenda de flores a la Virgen del Carmen en la Lonja, parada en el Cuartel de la Guadia Civil, en la Parroquia de Los Dolores con la Patrona la Virgen del Rosario y Monumento al Marinero, con la despedida de la Hermandad Sacramental de la Virgen del Mar y la Corporación Municipal, así como la Parroquia del Gran Poder con las Hermandades de La Flagelación, Buena Muerte y Gran Poder, todos los romeros subieron a las diecisiete Carretas que componían la caravana, además de coches caballos y servicios de la Hermandad, y comenzó ese largo Camino que les lleva a las plantas de la Señora de las Marismas.

Tres días y medio en los que se ha disfrutado de la convivencia entre los hermanos y en los que se ha celebrado cada mañana la Lectura de la Palabra, el Ángelus y el rezo del Santo Rosario a las doce de la noche de cada día, siempre al lado del Simpecado para que éste no estuviera nunca sólo.

Se llegó a la Aldea, a la Casa Hermandad a la hora prevista, acompañando todos los hermanos, como siempre, al Simpecado y dónde una vez más, los sentimientos afloraron con lágrimas de alegría por todo lo vivido.

Y así, comenzó la Romería propiamente dicha, participando la Hermandad en todos los actos organizados por la Hermandad Matríz como son la Presentación el sábado ante la Virgen (destacando la Carreta del Simpecado con un hermoso exorno de flores y en la que, al vaivén del viento, iban los lazos con los colores del Vaticano para celebrar con ello el Año Jubilar concedido), la Misa de Pentecostés, el rezo del Santo Rosario y, ¡cómo no!, el lunes verla navegar por esas arenas hasta llegar a nuestro Simpecado.

Con esa alegría, se ha hecho el Camino de vuelta y se llegó a Isla Cristina, donde los peregrinos se bajaron de los carros y, por primera vez, acompañaron al Simpecado hasta las puertas de la Parroquia de Los Dolores, donde una vez realizada la tradicional despedida de todos los carros, entró en el templo al toque del tamboril y al de la Salve, quedó instalado de nuevo en su Retablo.

Un Camino y una Romería en los que se ha vivido intensamente la Fe Mariana y ahora, todo un año para mantenerlos vivos en el recuerdo.