En la mañana del día 19, a las diez horas, a las puertas de la Casa Hermandad de la Hermandad del Rocío de Isla Cristina en la Aldea almonteña, y tras la Lectura de la Palabra y Oración por parte de la Vocal de Cultos de la propia Hermandad, Isabel Perera Moreno, comenzó el Camino Chico, encabezado por el Guión de la Hermandad, que seguiría el recorrido del Camino de la Virgen, desde el Rocío hasta Almonte, donde a las siete de la tarde, en la Parroquia de la Asunción y ante la Virgen del Rocío, se celebraría la Santa Misa.
Aunque el día apuntaba lluvia, esta no hizo su aparición, por lo que tanto los hermanos que iban andando como los que en los coches de apoyo acompañaban, comenzaron la andadura. A las doce para el rezo del Ángelus, se hizo la primera parada y en la que el Hermano Mayor, Emilio Jesús López Maestre, aprovechó para dar a todos un aperitivo y refrigerio que fue acogido con mucho entusiamo.
Se continuó camino hasta llegar a la zona que se conoce por el Pastorcito, donde toda la caravana cruzó la carretera para después, entre los pinos, almorzar todos juntos. Pero el tiempo comenzó a cambiar, por lo que todo el grupo tuvo que empezar a recoger y avanzar hasta Almonte. Se tenía prevista la entrada a las seis de la tarde, pero por los motivos mencionados, se tuvo que adelantar a las cinco; así que desde esa hora se estuvo tanto en el Chaparral, primero, como a las puertas de la Parroquia de Almonte, después, adonde, por cierto, llegaron un gran número de hermanos y hermanas de la Hermandad, que no pudieron hacer el Camino por diferentes motivos, pero que se acercaron hasta Almonte para acompañar a la Hermandad en la celebración de la Eucaristía que, como estaba previsto, fue a las siete de la tarde y en la que se entregó un ramo de flores como recuerdo de nuestro paso.
Terminada la celebración, algunos hermanos volvieron a nuestro pueblo y otros a la Aldea y todos, como peregrinos, cumplimos con los requisitos que reclama este Año Jubilar Mariano, concedido a la Virgen del Rocío por el Centenario de su Canonicación, consiguiendo por ello la Indulgencia Plenaria.
