Como viene siendo habitual, a las doce de la noche, se apagaron las luces de la Casa
Hermandad del Rocío de Isla Cristina y Yolanda, Rocío y Concha Correa, de la
Fundación Amparo Correa, acompañadas a la guitarra por Antonio Presa y a la
percusión por Domingo Pérez, comenzaron a cantar una hermosa Salve, escrita en
su día por Guillermo Mora para que la interpretara esa gran mujer que fue Amparo
Correa que hizo que toda la plaza rompiera en una fuerte ovación al acabar, no
sólo por la conjunción de las hermosas voces sino, también, por la intensidad de
la interpretación.
Y, después, llegó la alegría con hermosas sevillanas que fueron cantando,
la gran mayoría dedicadas a la Hermandad de Isla Cristina escritas por esa gran
persona que es Manolo Correa, cada una sola hasta que llegaron dos niños,
también de la Fundación, Hugo y Darío interpretando varios fandangos.
Una vez más, el marco incomparable de La Plaza de San Francisco hizo las delicias de todas las hermanas y hermanos que allí se encontraban y del resto de público en general. Tanto es así que unos hermanos de la Hermandad Rociera de Torrejón de Ardoz, Carmen y Rafael, pidieron poder cantar una plegaria a nuestro Simpecado. Y así, acompañados por Antonio Presa y Domingo Pérez, nos dejaron, también, con el corazón encojido por el sentimiento y la hermosa voz que Carmen derrochó.
Foto de familia donde están los niños Hugo y Darío de la Fundación Amparo Correa
con el Presidente
Carmen y Rafael, de la Hermandad de Torrejón de Ardóz, ante el Simpecado y con
unos amigos que les acompañaban